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Asociación Red Nacional de Infértiles

Infértil de corazón.

Infértil de corazón. Sí, porque nunca podré dejar de ser infertil…

Aunque haya conseguido lo más maravilloso de la vida, mi hija, la sombra de la Infertilidad me persigue, está ahí, acechando como un depredador a su presa, esperando que la ilusión aparezca para de un zarpazo devolverme a la realidad.

De nuevo se retrasó mi periodo, he aguantado día tras día sabiendo que es un imposible, aunque un pequeño rinconcito de mi ser se ha ilusionado.

Ha pensado en silencio: ojalá fuera verdad y tú estuvieras ahí, dentro de mama, dentro de mí.
¿cuándo nacerías?
¿cómo lo iba a decir?
¿cómo iba a explicar este milagro?
¿cómo se lo diríamos a tu hermana que tanto costó que llegara? y ¿a papa?
¿qué haríamos ahora?

De repente un fuerte dolor me saca de un golpetazo de mi ensoñación. Vuelvo a la realidad del “no puede ser”, del “imposible”.

Pero pasan los días, y la cabeza se va ella sola, vuelve a soñar, aunque esta vez con miedo.

Miedo a no saber.
Miedo a que no sea real.
Miedo a todo.


Un escalofrío recorre mi cuerpo y de nuevo, vuelta a la realidad.

Han pasado casi 7 días en los que he buscado síntomas posibles de un embarazo, síntomas que conozco, síntomas que sé son muy parecidos o iguales a los de la regla. Pero ese dolor…ese dolor me dice que la indeseable está aquí aunque no la vea.

Ha llegado el momento de no esperar más, de saber qué pasa, de salir de este estado de ansiedad. Pienso que no puede ser, llevo casi media betaespera (7 días) de sufrimiento innecesario.

Compro un test de embarazo. Voy al baño y un nerviosismo me recorre el cuerpo. Me hago el test de embarazo y sé cuál será el resultado. Aún así, espero con ilusión. Pero no…solo aparece la maldita raya de control. Como tantas otras veces.

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De nuevo, el mundo se me viene abajo.

Esas ilusiones que me había creado poco a poco se han desvanecido de repente.

Pero me recompongo. Recojo toooooooodos los pedacitos en los que me he roto y vuelvo a la vida.

Llevo un dolor dentro que me ahoga pero pongo mi mejor sonrisa.

Me repito una y otra vez que ya lo sabía. Que no podía ser.

Pero jobar…tal vez podía haber ocurrido un milagro…aunque algo/alguien dentro de mí me dice: “chica, despierta y vuelve al mundo real”.

Pero cuando vuelva a pasar, que pasará, volveré a ilusionarme, a tener miedo, a esperar que esta vez sea verdad y tú estés ahí. Esperaré a que ocurra mi milagro.

Fini.

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La asociación Red Nacional de Infértiles se creó para dar apoyo a todas las personas que están en estos momentos luchando por tener un bebé. Cuando la palabra infertilidad se cruza en tu vida todo tu mundo se paraliza. Comienza una etapa de stand by en la que se necesita una mano que te sujete, unos brazos que te reconforten.

Además, nuestro objetivo es darle voz a la infertilidad. Que se conozca la enfermedad, lo que es, lo que se vive, lo que se sufre.

Si quieres ayudarnos en nuestra lucha, ¡únete a nosotras y asóciate!