Nuestra sociedad actual se caracteriza por vivir de manera frenética. Pero en los últimos años nos hemos vuelto conscientes de la necesidad de focalizarnos en el descanso y autocuidado. Los hábitos saludables, así como la salud mental, juegan un papel importante en todas las áreas de nuestra vida y la fertilidad no es una excepción.
“Cuidando de nosotros mismos también cuidamos de nuestra salud reproductiva”. Este es el mensaje que la embrióloga y dietista Laura Seco nos intenta trasladar en el nuevo episodio del podcast de la Asociación Red Nacional de Infértiles. De su mano, en este primer episodio de la segunda temporada, nos adentramos en el terreno de la alimentación y el estilo de vida como apoyo a la fertilidad.
¿Cuál es la dieta idónea para mejorar la fertilidad?
Según Laura Seco, “no existen fórmulas mágicas ni dietas milagrosas sino que, como en todo, el éxito se logra a base de sumar pequeños esfuerzos”. No debemos caer en el error de pensar que existe una dieta única y perfecta para solventar problemas de infertilidad. “La mejor opción es llevar una buena alimentación, ser activo y seguir una dieta guiada por un nutricionista, adaptada a cada paciente”, recomienda la experta.
La dieta no debe entenderse como una disminución de peso, no es perder kilos lo que nos hace estar más saludables, sino cubrir nuestros requerimientos nutricionales. Cada mujer necesitará de unos macronutrientes, minerales esenciales o vitaminas específicas.
En algunos casos patológicos, la dieta será un pilar muy importante como por ejemplo en pacientes con síndrome del ovario poliquístico (SOP) que habitualmente padecen resistencia a la insulina; o en pacientes con amenorrea por bajo peso corporal. Si es tu caso, no te pierdas este episodio.
¿Y ellos qué? ¿Afecta el estilo de vida a la fertilidad masculina?
Cuando hablamos de fertilidad ya sabemos que en el epicentro de todas las cuestiones siempre se encuentra la mujer, pero su contribución es solo la mitad del pastel. La fertilidad en los hombres, responsables en la misma medida de la consecución del embarazo, también se ve afectada por sus elecciones y rutinas diarias.
“La fertilidad masculina va en detrimento cada año como consecuencia de una mayor exposición a tóxicos como el alcohol, tabaco, contaminación… Todos los malos hábitos se traducen en agentes oxidantes que comprometen la calidad del ADN de los espermatozoides” aclara la embrióloga y dietista.
La buena noticia es que el estrés oxidativo y los radicales libres pueden neutralizarse siguiendo una dieta rica en frutas y verduras. En la diversidad de colores de estas frutas y verduras está la clave de su poder antioxidante.
Vitamina D y otros factores clave
El ácido fólico y otros micronutrientes como el hierro, calcio o zinc son claves tanto en la etapa preconcepcional como una vez se ha confirmado el embarazo para que el niño se desarrolle sano. Dentro de la dieta personalizada, el nutricionista detectará qué suplemento es el más necesario para cada paciente. No existe de manera general uno mejor que otro.
No obstante, una de las carencias más comunes suele ser la falta de vitamina D. “El déficit de vitamina D es importante tanto para la fertilidad masculina como femenina” ha advertido Laura Seco en el podcast. Este macronutriente mejora la tasa de embarazos naturales y en pacientes sometidas a técnicas de reproducción asistida. Es especialmente importante en mujeres con SOP, ya que modula la hormona antimulleriana.
La dietista aconseja la exposición moderada al sol porque casi la práctica totalidad de la vitamina D se obtiene por exposición al sol. Pero, ¡atención! A pesar de que un aumento de esta vitamina puede mejorar los parámetros seminales, “los hombres deben estar alerta, porque un aumento excesivo de su temperatura corporal y de los testículos puede acabar teniendo un efecto negativo”, aconseja la experta.
No todo se basa exclusivamente en la alimentación sino que es importante descansar y llevar un estilo de vida activo
Dormir bien y no tomar estimulantes en exceso (cafeína, refrescos de cola, etc.) ayuda a la producción y activación de la melatonina. Esta hormona del sueño es un antioxidante relevante a nivel folicular, se ha visto que su concentración se relaciona con la calidad ovocitaria. Aunque recetarlo parece estar de moda, un exceso de suplementación puede ser perjudicial y al final la mejor opción es una noche de sueño reparador.
En palabras de la especialista “el ejercicio físico no solo ayuda la creación de mitocondrias favoreciendo la movilidad espermática sino que es clave para la gestión adecuada del estrés. Un estrés crónico, patológico produce un aumento del cortisol que puede llegar a inhibir la ovulación. Hablamos de unos niveles de estrés alarmantes, mayores a aquellos asociados a los nervios y la incertidumbre por lograr el embarazo”. En cualquier caso, aprender a gestionar las emociones y dejarse aconsejar y apoyar por familiares y profesionales psicólogos es la mejor manera de allanar el camino.
Son muchos los factores imposibles de modificar que juegan un importante papel en materia de fertilidad como la edad, causas genéticas o estructuras uterinas. Sin embargo, sí que existen otros factores modificables que afectan al resultado y que podemos adaptar gracias a la ayuda y guía de médicos, nutricionistas y otros especialistas.
En el episodio, Laura Seco nos detalla a la perfección como la alimentación, el descanso y el estrés se traducen en una señalización química y moléculas que condicionan la salud de óvulos y espermatozoides, y tras su encuentro del futuro bebé.
Puedes escuchar el episodio completo aquí.
Te dejamos enlace al capítulo anterior: Receptividad y microbioma endometrial. Dos aliados ante el fallo de implantación.
Alimentación para la fertilidad