Hoy en día, la infertilidad es un tabú (o sigue siéndolo). Así lo considera cerca del 80% de las españolas. Esta es la principal conclusión obtenida en la investigación llevada a cabo por la farmacéutica Merck con el apoyo técnico de la consultora GAD3 y cuyos datos se recopilan en la “Encuesta Merck: Fertilidad en España. Deseos y Realidad”.
Desde jóvenes asumimos que lograr el embarazo es natural y sencillo. Sin embargo, según la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), 1 de cada 6 parejas en nuestro país tiene problemas de fertilidad.
El desconocimiento sobre esta materia es alarmante. A pesar de esto, cuando se expresa la necesidad de mejorar la educación sexual en las aulas, las lecciones se orientan hacia cuestiones como evitar la transmisión de enfermedades o métodos anticonceptivos; apenas se contempla la necesidad de una mayor educación sobre fertilidad. El foco de la desinformación, no obstante, no hay que buscarlo en las escuelas sino en la sociedad en general.
En la encuesta participaron 1.501 mujeres de todo el territorio nacional con edades comprendidas entre los 20 y 45 años. Aproximadamente la mitad de ellas afirma no tratar el asunto de la fertilidad con su entorno cercano, porcentaje que se incrementa en mujeres mayores de 40 años y todavía más, hasta el 52%, en aquellas que no tienen hijos.
¿Por qué sigue siendo tabú la infertilidad?
Aunque 800.000 parejas en España se ven afectadas por problemas de fertilidad, pocas parejas parecen dispuestas a romper el silencio y compartir su situación.
La doctora Elisa Gil Arribas, ginecóloga de IVI Zaragoza y secretaria de la SEF considera que la infertilidad o esterilidad está estigmatizada porque se confunde con virilidad en el varón y las mujeres lo perciben como un fracaso personal y una pérdida de control.
La explicación de la experta concuerda con las cifras resultantes del informe. El 40% de las encuestadas cree que la vergüenza es uno de los factores que impide hablar de dificultades para concebir, mientras que el 26% y 24% de féminas apuntan a la presión social o asumirlo como un fracaso personal, respectivamente. “El ocultamiento hace más dura la situación” afirma la dra. Gil Arribas.
Por su parte, Raquel Urteaga, responsable de la Unidad de Psicología de la Clínica Tambre, nos recuerda la necesidad de empatizar con personas que se están sometiendo a un tratamiento de reproducción asistida: “a una persona que está intentando tener un bebé y no lo consigue, lo primero que hay que hacer es escucharla […] El mejor consejo es una escucha activa, un abrazo, un aquí estoy para cuando me necesites. Necesitan empatía y apoyo. Un proceso de reproducción asistida es una montaña rusa emocional, por lo que lo más beneficioso es el apoyo incondicional”.
Persiste el tabú especialmente en el entorno laboral.
Los beneficios de hacer partícipe de la situación a tus círculos cercanos no son tan obvios. Algunas mujeres creen que compartirlo puede condicionarlas y hacer que sientan una mayor necesidad por lograr el éxito reproductivo. No obstante, esta percepción suele ser interna, no necesariamente cierta.
En caso de tener que recurrir o apoyarse en otras personas, el 91% de las españolas en edad fértil acudiría a su familia y el 81% a sus redes de amistad, pero no a compañeros del ámbito laboral. De hecho, una de las conclusiones del proyecto es que cerca del 70% no lo mencionaría en su puesto de trabajo, una cifra que se acentúa entre las más jóvenes.
“Durante el proceso [tratamiento de reproducción asistida] es necesario acudir a revisiones ginecológicas y hay que estar faltando al trabajo, pidiendo permisos… La mujer teme que, si se sabe, tal vez le pueda acarrear problemas laborales”, expone Raquel Urteaga.
El peligro de esperar demasiado: la edad materna, el principal factor que afecta a la fertilidad.
El hecho de que la rama de la fertilidad y sus problemas quede obviada como parte de una educación sexual, lleva a que muchas personas la den por supuesta. Se tiende a sobreestimar las posibilidades de quedarse embarazada y una gran cantidad de mujeres desconocen hasta qué punto su probabilidad se reduce a partir de los 35 años.
“La edad materna es la causa fundamental de infertilidad, muy lejos de otros factores. Es imprescindible que seamos capaces de transmitir lo importante de promover una maternidad y paternidad temprana y responsable.”, nos informa la Dra. Gil Arribas. “Los tratamientos consiguen embarazos en mujeres muy añosas, pero la salud obstétrica siempre hay que tenerla en cuenta. Si una mujer va a retrasar su maternidad, sea cual sea su causa (cuestiones laborales, decisión personal, falta de pareja adecuada…) debemos animarla a valorar seriamente la preservación de su fertilidad”, continúa la ginecóloga.
La estigmatización de la infertilidad sigue siendo actualmente una realidad en nuestro país. Afortunadamente, hay una manera de hacer que deje de ser un tema tabú y consiste en quitarle su capa de invisibilidad. Hablemos de fertilidad, nada de silencios.
