¿Qué se conoce como pérdida gestacional?
Las pérdidas gestacionales pueden ser devastadoras para las parejas que desean tener un hijo. Podemos distinguir dos tipos de pérdidas de embarazo: el aborto espontáneo y la muerte fetal.
Se conoce como aborto espontáneo cuando esta pérdida ocurre antes de las 20 semanas de gestación o el peso del embrión o feto es menor a 500 gramos. Dentro de la tipología, también existe el aborto precoz que es cuando sucede previamente a las 2 semanas de embarazo. Según las estadísticas del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, 1 de cada 4 embarazos termina en aborto.
Por otra parte, se conoce como muerte fetal cuando la pérdida del embarazo ocurre tras estas 20 semanas o el bebé supera estos 500 gramos. Además, existen otros tipos de pérdidas como pueden ser gestaciones intrauterinas o interrupciones del embarazo por motivos médicos.
En el nuevo episodio del podcast, nuestra presentadora Xusa Sanz y la Dra. Ana Pérez-Alzueta, médico especialista en ginecología, obstetricia y reproducción asistida en Fertilab Barcelona, conversan acerca de qué son las pérdidas gestacionales y cómo se tratan.
¿Cuáles son las principales causas de las pérdidas gestacionales?
Hay un porcentaje de las causas de aborto, conocido como causas idiopáticas (alrededor de un 30%) en el que nunca se sabe el motivo clínico. Dentro de ese otro 70%, las causas más importantes son las embrionarias, es decir, el embrión no venía bien, tanto por malformación o por motivos genéticos. El resto de las causas están relacionadas con el útero de la mujer o su cuerpo, como problemas en el útero, mioma, pólipos, problemas de circulación y muchos más.
Es importante tener en cuenta que aunque el útero esté bien, el estado de salud de la mujer también debe ser el óptimo para que el embarazo se produzca con éxito. Cerca del 15% son causas uterinas. También existen las trombofilias, es decir, los problemas de coagulación de la sangre que están muy presentes en este tipo de pérdidas, que suponen el 10%.
Los problemas endocrinológicos son algo que también debemos ser conscientes de su implicación, es decir, que la tiroides esté controlada, el tema de la diabetes, la resistencia a la insulina y, en un porcentaje mucho más inferior, está el tema del rechazo inmunológico.
Experimentar estos abortos de manera recurrente es algo muy doloroso. “Desde Fertilab siempre hemos ido un poquito más adelantados y hemos contemplado la definición de abortos a partir de la segunda pérdida” afirma Pérez-Alzueta. En reproducción asistida también se están produciendo cambios debido a las técnicas utilizadas ya que ahora existe la capacidad de estudiar genéticamente los embriones antes de implantarlos.
“Yo siempre creo que adelantar pruebas nunca está de más. Esto se consensua con los pacientes, se les explica las diferentes causas que hay y los diferentes tipos de pruebas que hay a disposición de segundo nivel justamente para poder identificar estas causas secundarias que pueden llegar a provocar otro aborto. No nos podemos permitir no informar de estas cosas a los pacientes y más cuando estas parejas están dentro del contexto de sufrir abortos de repetición” destaca la doctora.
¿Qué pruebas son indispensables?
Existen diferentes protocolos y guías que ayudan a ver qué pruebas son las que tienen evidencia científica y cuáles no se han demostrado.
Cuando se sospecha que la causa es embrionaria, la primera prueba que hay que realizar es la de los cariotipos a ambas partes de la pareja. Si el embrión no está bien, esto puede ser porque el óvulo o el esperma no lo estén. En el óvulo no se pueden realizar pruebas a día de hoy, pero en el esperma existen dos tipos de pruebas de segundo nivel, conocidas como los test de fragmentación de espermatozoides, que van a profundizar un poco más en la parte genética de los mismos.
A nivel uterino existe la ecografía (una prueba de primer nivel) para ver la adenomiosis, la endometriosis, etc. y, de segundo nivel, pruebas que analizan que todo funciona correctamente en el útero. Primero se hace en la parte anatómica, es decir, se mira con histeroscopia que no haya ningún tipo de inflamación, endometriosis o infección dentro del útero, y a través de una biopsia en el endometrio, con la cual se hacen cultivos y marcadores de C138. También hay que observar la microbiota o el ambiente bacteriano que esto es algo que va resurgiendo, es decir, que el ambiente natural y favorecedor para la implantación del embarazo esté correcto. Esta prueba también se hace mediante una biopsia.
Por último, tenemos que estudiar también el estado de salud global de la mujer, es decir, pruebas de tiroides (esto es algo muy recomendado), el estudio de la trombofilia, los problemas de coagulación y factores ya un poco más complejos como la vitamina D, las resistencias a la insulina, la diabetes…
En el último plano, existen los factores inmunológicos. “El problema que se encuentra aquí es que no solo los marcadores no están del todo claros, sino que en cuanto a tratamientos estamos con las manos vacías. El tema inmunológico está ganando terreno, pero la sociedad científica todavía no es capaz de demostrarlo ni de dar soluciones en cuanto a tratamientos”, reconoce.
¿Cuánto tiempo hay que esperar para repetir el proceso?
“Lo más importante es volver a comenzar el proceso cuando la mujer se sienta preparada. Depende del momento, de cómo se ha ido desarrollando este tiempo y, obviamente, de cómo se encuentre la mujer y de si está en condiciones para volverlo a intentar y enfrentarse a la pérdida que ha sufrido. Si ella se encuentra con energías como para reemprender el proceso, si necesita una pausa…esto es algo indiscutible”, explica.
En términos estrictamente médicos, cuando existe un aborto bioquímico, es decir, cuando es muy temprano y la mujer tiene un test de embarazo positivo, pero luego en la ecografía no se llega a ver nada y la regla acontece a los pocos días, se podría empezar un nuevo tratamiento en la siguiente menstruación.
Cuando existe un aborto clínico, o sea, cuando ya se visualiza en la ecografía y está dentro de las 12 semanas, normalmente se recomienda esperar dos menstruaciones, sobre todo si la mujer se encuentra bien en el siguiente periodo y hay una ecografía de control donde el endometrio y el útero ya están limpios. Si es así, el proceso se podría recomenzar sin ningún problema. Sin embargo, en las pérdidas tardías, que son de 12 a 20 semanas, es aconsejable esperar algo más, mínimo dos reglas incluso después de la pérdida.
Hay que ser conscientes de que la genética puede jugar un papel muy importante en las pérdidas gestacionales. El hecho de tener un estudio de cariotipo, es decir, una analítica de sangre básica que se hace a la mujer y al hombre, es algo que va a ayudar mucho a los médicos a tener primero una información, una explicación. Si se identifica que uno de los progenitores es portador de un problema genético se va a poder estudiar la pérdida.
“Toda esta información te ayuda para guiarte con el tratamiento. Podemos estudiar a los padres, podemos estudiar al embrión y luego también es muy importante tener esta información genética » concluye la doctora.
Puedes leer y escuchar nuestro episodio anterior hablando sobre cómo afrontar el duelo genético aquí.
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