Hace unos días se aprobó un Dictamen de la Comisión para la Reconstrucción Sanitaria en el Congreso, en el que se indicaba la necesidad de “tomar medidas para la financiación pública de formación continuada de los profesionales sanitarios y para investigación independiente, divulgación/educación sanitaria y patrocinio de actividades de asociaciones de pacientes” en el que se prevé prohibir la financiación de estas actividades, directa o indirectamente, por la industria.
Esta prohibición ha supuesto un mazazo para las sociedades científicas y las asociaciones de pacientes, ya que gran parte de los congresos, actividades y formaciones que realizan estas agrupaciones se financian a través de la industria médica y farmacéutica.
Los congresos médicos ayudan a que los sanitarios se mantengan actualizados respecto a las novedades médicas y científicas, y la desaparición de esta financiación podría suponer la desaparición de estas actividades, porque hasta el momento, el sector público no ha asumido la formación continua de los sanitarios, por lo que se ha derivado a las sociedades científicas.
Las asociaciones de pacientes, activas y necesarias
En cuanto a las asociaciones de pacientes, esta medida nos afecta de lleno, ya que las aportaciones de la industria privada suponen buena parte de nuestra financiación. Con este dictamen no podremos garantizar la divulgación a la que nos comprometemos, una labor esencial que complementa la de los recursos sanitarios de nuestro país.
Desde Red Nacional de Infértiles creemos que es fundamental que las iniciativas solidarias de carácter privado se puedan llevar a cabo con asociaciones de pacientes, garantizando siempre la transparencia y la independencia.
Nuestro objetivo es ayudar y acompañar a las pacientes de infertilidad, así como fomentar la divulgación en este terreno, y para ello, necesitamos la ayuda y la comprensión del sector público y privado.
La infertilidad es un problema de todos y así queremos trasladárselo al Ministerio de Sanidad Consumo y Bienestar, mediante una carta que vamos a remitirle en los próximos días, instándole a reconsiderar la situación de desamparo económico en la que esta medida puede afectar a las asociaciones de pacientes que sin ánimo de lucro y sin financiación pública.
Al igual que se regula la publicidad, debería de regularse la inversión en comunicación por parte de la industria, pero prohibirla es un paso hacia atrás para todos: industria, sociedades, asociaciones, grupos científicos y pacientes.