La ovodonación y la embriodonación son dos técnicas de reproducción asistida a los que se recurre cuando una pareja o un paciente tiene dificultades para quedarse embarazada utilizando sus propios óvulos y/o espermatozoides. Ambos procedimientos implican el uso de gametos donados por otras personas, ya sea óvulos, espermatozoides, o una combinación de ambos.
La ovodonación es cuando se usa un óvulo donado por otra mujer, utilizándolo con el semen de la pareja o con el semen de un donante. Este es un óvulo seleccionado especialmente para ella según unos criterios establecidos.
Por otra parte, la embriodonación son embriones que ya están formados y que provienen de otras parejas o personas que han pasado por tratamientos de reproducción asistida y han donado los embriones sobrantes, siempre que sean de buena calidad y que hayan pasado por un proceso de aceptación.
En este nuevo episodio del podcast, nuestra presentadora Xusa Sanz y la Dra. Ana Pérez-Alzueta, médico especialista en Ginecología, Obstetricia y Reproducción Asistida en FERTILAB, conversan sobre en qué consiste cada una de estas técnicas, cuándo están recomendadas y qué diferencias hay entre una y otra. Analizan también en detalle estas dos opciones con el objetivo de ofrecer información fiable y contrastada con la que poder tomar decisiones informadas.
¿Cómo funcionan estas técnicas desde la selección de donantes hasta el proceso de transferencia?
Es importante comprender las diferencias y el origen de ambos procesos. Una de las principales diferencias es que en la ovodonación existe una selección especial de una donante para esta paciente o esta pareja en concreto en la que se deben cumplir ciertos requisitos establecidos legalmente de parecido físico para la persona. Además, al formar parte de un programa de ovodonación, tienen que pasar unos criterios estrictos para ser donante.
En cuanto a los procesos de selección, normalmente son mujeres de entre 18 y 35 años que han pasado por un primer estudio, una entrevista psicológica, un test de personalidad, una valoración del porqué realiza la donación, un historial clínico de sus antecedentes familiares y personales para descartar cualquier tipo de enfermedad hereditaria o transmisible que puedan tener. Además de un estudio completo a nivel ginecológico para confirmar que tiene una buena reserva ovárica, unas pruebas de enfermedades sexuales y unos estudios genéticos.
Mientras que en la embriodonación son embriones ya creados, por lo que los criterios de aceptación para ser donados son mucho menos estrictos.
¿En qué situaciones podría ser preferible una técnica u otra?
La ovodonación es recomendable en estos cuatro casos:
- La paciente cuenta con una pareja masculina que quiere participar en el proceso. Aquí la única forma de hacerlo es combinando con un óvulo de una donante aislado.
- La paciente, o la pareja, tiene un especial interés en lo que respecta al parecido físico por lo que se seleccionan donantes con sus características físicas, color de ojos, de pelo, altura, etc.
- Aquellas pacientes que desean un matching genético, o sea, que quieran hacer un test de portadores (una analítica a la donante de óvulos) para buscar una donante que no comparta las mismas enfermedades conocidas como recesivas.
- Aquellas pacientes que quieran hacer algún tipo de estudio genético sobre los embriones, conocido como PGTA. De esta forma, estudiamos si los embriones son sanos o no.
Respecto a la embriodonación, puede ser una opción más económica porque no existen unas exigencias o criterios como sucede en la ovodonación. Estos casos son los recomendados para mujeres sin pareja masculina que no tienen interés alguno en el parecido físico o que no tienen unas exigencias básicas en lo que a estudio genético se refiere. No obstante, hay parejas que también comulgan con esta técnica para no generar nuevos embriones con la idea de que al final el embrión es vida y hay muchos que están esperando a ser adoptados.
A nivel emocional, cómo lo viven las pacientes o las parejas puede ser muy diferente entre sí. Hay pacientes que asimilan esto de una forma positiva y que lo aceptan con más naturalidad y, por el contrario, otras que tienen que hacer un duelo muy importante para que realmente esto sea una última opción de familia. “En este abanico emocional, tienen un papel muy importante los psicólogos, las asociaciones que acompañan a los pacientes y nosotros como médicos”, recalca Ana Pérez-Alzueta.
¿Existen diferencias en las tasas de éxito de la ovodonación y la embriodonación en comparación con otros tratamientos realizados con gametos propios?
Si comparamos la ovodonación y la embriodonación respecto a tratamientos de FIV propios, esto es un abismo. No obstante, dentro de la ovodonación y la embriodonación la diferencia es mucho más sutil.
En la ovodonación se van a fabricar embriones y al final en el primer ciclo el mejor embrión, normalmente el que tiene mayor probabilidad de embarazo que tiene una mayor calidad, tiene una tasa de implementación mucho más elevada que podría alcanzar un 55%. Mientras que el resto de embriones, según las calidades, su tasa de implementación se reduce al 45-50%.
En cuanto a la embriodonación, estos embriones provienen ya de un ciclo que ha dado embarazo. Normalmente ese mejor embrión o mejores embriones ya han sido utilizados, por lo que su tasa de implementación ronda el 35-40%.
“Aún con estas cifras, nosotros consideramos que las tasas de embarazo son muy elevadas y sabemos que somos capaces. Son técnicas que tienen un alto rendimiento donde sabemos que con tres transferencias de embriones logramos alcanzar una tasa del 80-85% de embarazos”, concluye la doctora.
Puedes leer y escuchar nuestro episodio anterior sobre el Síndrome de Ovario Poliquístico aquí.
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