Picture of Asociación Red Nacional de Infértiles

Asociación Red Nacional de Infértiles

Buscando a mi pequeño tesoro

Aquí os dejamos la historia de M, otra historia de búsqueda e infertilidad…

Novios…pareja estable…casados, ¡por fin! Y ahora… a convencer a mi marido para ponernos ya mismito a buscar descendencia, ya que no quiero esperar mucho, ¡hace mucho tiempo que tengo ganas de ser mamá! Me costó un poco, pero finalmente empezamos a buscar.
Mucha ilusión, muchos síntomas, primer atraso, primera prueba… (¿Seré de las que se queda a la primera? Quizás sí, ¡que bien!). Mis amigas iban colgando positivos sin mucho esfuerzo (bueno, yo he tomado anticonceptivos durante muchos años, quizás el cuerpo necesite tiempo…). Un día, después de unos meses buscando… pequeño sangrado… ¿quizás implantación? ¡Madre mía, madre mía! A la mañana siguiente más sangrado… no es normal… urgencias… ¡embarazada! pero con mal pronóstico… 4 días en cama y “rezando”, pero se acabó….

Y aquí empezó mi dura lucha, sobretodo mental. Después del aborto me obsesioné para seguir buscando desde el primer día que la ginecóloga me dejó… fue un embarazo de muy poco tiempo pero que me causó mucha pena y no lo superé bien. Reconozco que tenía tantas ganas de quedar embarazada, de pasar este mal trago rápido, que nos pusimos a ello enseguida. (Los abortos son otro tema tabú…la gente no ayuda para nada: la ginecóloga tomando mi aborto como si no fuera nada y mi entorno el “pero eso le pasa a mucha gente” “ya verás que dentro de nada irá bien”… nadie dio la importancia que se merecía mi pequeña semilla. Parece que no tengas derecho a pasar un duelo, aunque sea un punto dentro de la barriga.)

Investigué y busqué por internet en foros, páginas, blogs, etc. recetas milagrosas para acertar lo más pronto posible. Compré packs de test de ovulación, geles especiales, hice millones de cuentas de días fértiles, busqué caritas sonrientes, temperaturas basales, etc… y nada de nada. Cada mes más obsesionada, hundida y perdida entre futuras mamás felices con sus bebés o barrigas sonrientes… muy duro. Dejé de hablar con mis amigas embarazadas, no podía aguantarlo… y cada vez más sola en este proceso. Bueno, solos, (mi pareja y yo) aunque yo demuestro mucho más el dolor que él y tengo menos paciencia…

Pasaron los meses y no había manera e incluso pedí varias veces que me tiraran el tarot para saber si quedaría o no (lo sé, es desesperado pero lo necesitaba para saber algo, para que me dieran un rayo de esperanza…) y cuando ya no pude más fui a una psicóloga para poder desahogarme a gusto, ya que en mi entorno no encontraba a nadie que me comprendiera de verdad.

Con reticencias, y aunque no habían pasado muchos meses desde que empezamos a buscar, convencí a mi pareja para ir a una clínica de fertilidad que hacían un estudio de fertilidad a las dos partes para ver si había algún problema. Hicimos el estudio y ¡sorpresa! Yo bien (de momento, porque por mi edad mis ovarios están un poco envejecidos, la antimulleriana un poco baja…) pero mi pareja tenía un esperma morfológicamente malo. Un pequeño (muy pequeño) porcentaje de su esperma podía fecundar pero el resto nada. El caso es que el médico nos animó a seguir probando unos meses más con mucha voluntad. Al recibir la noticia me animé un poco y pensé que ocurriría el milagro pero pasaron unos meses y evidentemente no. Además empecé a buscar por Internet y vi que con en el porcentaje de “buenos” que teníamos en otros sitios te derivaban directamente a FIV y me empecé a comer la cabeza todavía más…

A todo esto una amiga (un encanto de niña, ¡gracias!) me aconsejó probar terapias naturales, concretamente en una naturópata de nuestra ciudad que está especializada en fertilidad y decidimos probar. Nos hizo un reconocimiento a los dos y empezamos con la terapia… acupuntura y reflexoterapia para mis obsesiones y nervios y acupuntura y moxibustión para el problema de mi pareja. Pasaron unos meses y nos hicimos otra vez un análisis. ¡Nos dieron una gran alegría! había aumentado mucho el porcentaje de esperma bueno, estaba un poco por debajo del nivel límite de normalidad. La verdad es que no podía ser mejor noticia, ya que según la medicina tradicional es muy difícil ganar en esperma bueno si el problema es la morfología.

Según el consejo de la misma profesional, dado mi nivel de ansiedad y el buen nivel de esperma, podíamos probar un tratamiento para acabar ya con todo eso y quedarnos embarazados de una vez. Y decidimos hacerlo…pensando que íbamos a FIV y no hizo falta, podíamos probar inseminación.

Pedimos ayuda económica a nuestras familias, visitamos centros y preguntamos a conocidos que habían pasado por lo mismo y al final nos quedamos con una clínica que nos daba confianza. Allí empezamos el proceso de inseminaciones. La primera fue bien a medias (una prueba de sangre un poco más elevada de lo normal que generaba dudas)…la segunda no…y a la tercera ¡acertamos!

En la tercera yo iba muy esperanzada pero hacia la mitad de la betaespera perdí un poco la paciencia. Me enteré de un embarazo “a la primera” de una amiga y perdí los nervios! Pataleé y lloré y me enfadé pensando porqué no iba bien, estaba hasta las narices de todo. Empecé a mirar otras opciones de ser mamá por si no funcionaba nada (soy negativa de por si, pero con mucho ímpetu): maternidad subrogada, adopción de embriones, soluciones a problemas de abortos de repetición, etc. Me informé durante días y días mientras esperaba mi tercer negativo y al final ocurrió el milagro. Me quedé embarazada de mi pequeñín, que es el sol que me levanta cada día.

Sé que mi lucha ha sido corta en comparación con otras chicas, pero yo la he vivido como si hubieran sido años. Supongo que depende del carácter y el aguante de cada uno. Mi excesivo control de todo me impedía entender porqué yo no y los otros sí. (Sé que suena infantil pero te lo planteas muchas veces). Lo he pasado mal sobretodo por la poca empatía que tiene la gente contigo, con sus frases de apoyo que te van aplastando poco a poco y te hacen sentir hasta culpable (“esto es que estás obsesionada, deja de pensarlo y vendrá”, “son los nervios” etc). Nadie entiende de verdad el porqué te pones triste cada vez que ves una barriga por la calle o una mamá reciente con su bebé en brazos. Creo que sólo una persona que ha pasado por ello puede entender tu tristeza y tu rabia… (sí, a veces, rabia).

Espero que mi historia os ayude a seguir caminando por este duro camino que es la infertilidad. Mucha suerte a tod@s!