Hola amigas,
Hoy os traemos un post de Mª José Marín Cano, psicóloga y colaboradora de la asociación.
Me encantaría que la conociérais. Es de esas personas que tienen una energía especial. Lo supe en el momento que la conocí. Y no me equivoqué.
El pasado 18 de octubre organizó en Menorca un encuentro para el recuerdo y homenaje para todos los bebés que no han llegado a nacer o han muerto durante el parto. Para ayudar y acompañar a todas las familias que están transitando el camino del duelo gestacional o perinatal.
Fue un encuentro muy emotivo. Preparado con tanto cariño y dedicación…
Aquí os dejo las palabras que Mª José ha escrito:
Antes de recoger los frutos del árbol, hay que plantar la semilla.
Este mes se plantó una semilla llena de valentía, de amor, de ilusión, de generosidad, de recuerdo, de alguna lágrima, de abrazos, de esperanza, de fuerza y de unión…se celebró el primer Encuentro para el Recuerdo aquí en Menorca. Se celebró en un lugar mágico, hermoso, cargado de energía, de belleza, de naturaleza…un lugar pensado para conectarnos con nosotros mismos y con nuestros bebés.
Fue un encuentro cargado de ilusión, de emoción, de deseos y de algún que otro miedo. En él puse mi alma y mi corazón. En él entregué lo que tengo y lo que soy.
En el camino que me llevaba a la playa, lleno de fantasía, de seres mágicos, de mariposas, de sueños y de sombras, mis ojos dejaron fluir algunas lágrimas. Pensando en vosotras, las familias; en vuestros bebés y también en todos los bebés que se fueron y nadie se atrevió a nombrar nunca más. No fueron lágrimas de pena, no. Fueron lágrimas de emoción y, por qué no decirlo, también de orgullo, porque sentía que estaba dando un paso al frente para dar luz a la oscuridad, para dar voz al silencio y para dar calor a la soledad. Porque estaba honrando a todos esos bebés que se fueron antes de tiempo. Esos bebés que nos enseñan en silencio, a través del corazón, del dolor, de la rabia, del amor; que nos enseñan una valiosa lección de vida…que estamos aquí de paso y que ni el amor puede vencer a la muerte.
Tú eres madre y yo también lo soy, cada una de nosotras somos diferentes, cada una de nosotras tuvo que andar un camino muy diferente pero todas tenemos algo que nos une: el amor por nuestros hijos, por los que están, por los que estuvieron, por lo que no llegarán a nacer y por los que viven en nuestros sueños. En mi camino aprendí que cuando eres madre el amor lo inunda todo, tanto que a veces duele; que el presente es lo único que realmente tenemos y; que cuando decidimos ser madres el miedo a perder a los que amamos se acomoda dentro de nosotras y nunca más se marcha. Este es un alto precio a pagar cuando dejamos de ser hijas para ser madres, visibles o invisibles.
Es por este motivo que yo me considero tu hermana, tu comadre; es por eso que me ofrezco a estar contigo a tu lado, como mujer, como madre, como alma que siente la necesidad de recuperar una tribu donde lamerlos las heridas que todas tenemos, escucharnos, meditar, abrazarnos, sanarnos, cantar, pintar encender velas e inciensos, bailar, llorar, hacernos fuertes, y salir a celebrar la vida, con sus luces y sus sombras.
Es por este motivo, que el año próximo volveré a esperarte en un lugar mágico de esta isla para que todas juntas recordemos y honremos a tu bebé.