Endometriosis. Ponemos VOZ a la enfermedad
«Con 22 años, la primera opción que me dieron fue quedarme embarazada y después quitarme los ovarios» Laura Puerto, delegada de Red Infértiles en Teruel.
En la enfermedad de la endometriosis hay dos tipos de dolores, los físicos, que incapacitan a las mujeres que los padecen; y los emocionales, que producen heridas más profundas y que llegan a condicionar las relaciones con los demás. Uno de los más graves en ese segundo ámbito es el que produce no poder alcanzar algo que algunas mujeres anhelan, la maternidad. Afortunadamente, el testimonio que traemos hoy en este post seriado sobre la “Endometriosis en primera persona” tuvo un final feliz, pero por desgracia, no siempre se cumple.
Hablamos con Laura Puerto, delegada de nuestra asociación en Teruel, que padece la enfermedad desde joven y que a pesar de las operaciones por las que ha tuvo que pasar, logró alcanzar su mayor sueño, tener un bebé.
¿Cómo supiste que tenías endometriosis?
Tenía 22 años y fui a hacerme una primera revisión ginecológica. Sé que es demasiado tarde para la primera, y recomiendo encarecidamente hacerla antes. En ella vieron quistes en los dos ovarios de un gran tamaño. Enseguida supieron que se trataba de endometriosis y que había que operar. Esto no es lo habitual, ya que una de las grandes desventajas de la endometriosis es la dificultad a la hora de diagnosticarla.
¿Habías oído hablar antes de la enfermedad?
No, fue la primera vez. Además, siempre he tenido reglas dolorosas y lo había asimilado como normal, cuando no es así. Tuve una gran falta de información.
¿Cómo afectó a tu vida?
La primera opción que me dieron fue quedarme embarazada y después quitarme los ovarios. Con 22 años fue algo que descarté de inmediato. Al no haber medios suficientes en la seguridad social de mi ciudad, me aconsejaron ir a una clínica privada para operarme allí. En esa primera operación (años después vinieron dos más), me quitaron los quistes, y pude conservar los ovarios. Mis reglas mejoraron notablemente. Después iba a revisión año tras año con resultados positivos. El mayor problema se presentó cuando mi marido y yo nos planteamos ser padres. Tras 5 tratamientos fallidos fue una ovodonación la que me permitió cumplir mi mayor sueño, el de ser mamá.
¿Cómo ha cambiado desde el inicio hasta ahora?
Supongo que he asimilado la enfermedad. Aunque me considero muy afortunada porque leo bastante en redes sociales sobre la endometriosis y pacientes que la sufren, y desde luego hay muchas chicas a las que la endometriosis les ha destrozado la vida por completo.
¿Cuáles son tus miedos? ¿Y tus fortalezas?
Mis fortalezas ahora son que tengo la enfermedad totalmente diagnosticada y que, tras los tratamientos de reproducción asistida, parece que la tengo estabilizada de nuevo.
Pero me da miedo que en la próxima operación (estoy convencida de que tarde o temprano llegará), vean que la enfermedad ha avanzado mucho y tengan que tomar alguna medida más drástica.
Dicen que es una enfermedad silenciada ¿Estás de acuerdo? ¿Por qué?
Sí, estoy de acuerdo. Es una enfermedad de mujeres que mucha gente desconoce o no entiende, incluso dentro del colectivo femenino. No refiriéndose a mí, pero he escuchado muchas veces, que qué exageradas que son, que la regla la tenemos todas. Considero que las pacientes de endometriosis muchas veces pueden sentirse solas e incomprendidas. Eso sin contar la parte física que implica la enfermedad.
¿Qué le pides a la ciencia en nombre de quienes padecen tu enfermedad?
Que se investigue mucho más la enfermedad. Se desconoce el origen, así como algún posible tratamiento que mejore la calidad de vida de las pacientes. Cada vez afecta a más y más mujeres, y según el grado puede llegar a inhabilitarlas por completo.
Puedes leer el primer post de la serie aquí.