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Asociación Red Nacional de Infértiles

Así comenzó mi historia…

Tenía unos 28 años cuando decidí que quería ser madre, tenía pareja, un trabajo y una casa, era un buen momento; además siempre quise ser madre joven, así es que empezamos a intentarlo. Y no llegaba… mil sentimientos venían a mí, miedo, rabia, pero también ilusión esperanza… ¿Qué es lo que pasaba?

Comencé a ir al médico de la seguridad social, me hicieron diferentes pruebas y todo estaba bien, ¿entonces? Era el estrés, obsesión, no comía bien…

En un año me sometí a 4 inseminaciones artificiales, todas negativas. Durante ese tiempo viví el embarazo de varios amigos, y yo pensaba: “a ver si cuando tengan a su bebe yo he conseguido quedar embarazada” No fue así, y mis miedos y mi ansiedad aumentaron, lo viví todo en soledad tan solo hablaba de esto con una amiga que además ya era madre y que de verdad lo sintió de corazón.

Tenía que hacer una FIV ¡una FIV!!! En ese momento me parecía algo horrible, frío, antinatural, y mi pareja de ese momento tampoco supo encajarlo, pero aun así seguí adelante. La tenía que hacer.

Me hicieron la prueba del cariotipo y para mi sorpresa me salió una translocación cromosómica balanceada que me ocasionaba fallos de implantación, abortos de repetición e incluso malformaciones. Se me cayó el mundo encima; no entendía nada. ¡En mi vida había oído hablar de eso!

Mi ginecóloga me hablo del DGP (Diagnóstico Genético Preimplantacional), de ovodonación, adopción de embriones…

A mí se me paró el mundo en ese momento. Empecé a llorar y no paré en dos días, no estaba preparada para eso y mi pareja menos aún.

No tuvimos la madurez para encajarlo, yo me hundí y al final ni DGP, ni FIV ni nada, todo se quedó en el limbo. Seguí con mi vida pero  ya no era la misma, me hice más dura, quizá más egoísta, no lo sé.

Con 30 años terminé mi relación de pareja, nos separamos y no fue una separación fácil, pero ya me estaba acostumbrando a que en mi vida todo se complicase.

En ese tiempo mis sentimientos ya no eran de rabia, eran de pena, un sentimiento de pérdida, echaba de menos esa ilusión, como podía querer algo que nunca he tenido, como le podía echar de menos, jamás se me olvidó que quería ser madre, ni un solo día.

Actualmente tengo 34 años, tengo una pareja increíble a mi lado, a la que quiero con locura y vamos de la mano en la misma dirección. En este tiempo me he enfrentado a los embarazos de TODAS mis amigas de toda la vida, cada dos meses recibía la noticia de una de ellas,  he recibido las fotos de sus bebes el día del parto y he colaborado con los regalos. La verdad, lo he pasado muy mal, además ellas sabían de mi situación. Me he esforzado por alegrarme y mantenerme en mi sitio, pero es muy, muy duro.

En todos estos años seguí intentando el embarazo natural sin éxito alguno, además mis padres se realizaron el cariotipo para ver si esa translocación se dio solo en mi o era heredada. Para mi sorpresa mi madre es idéntica a mí, los mismos cromosomas: mi madre tiene 3 hijos y nos llevamos 3 años cada uno. No tuvo ni el menor problema para quedar embarazada y sus embarazos fueron buenos, entonces

¡¡¡¡¡¡¿¿¿qué???!!!!!! Y yo??????

Llegó el día en que estuve preparada para intentar una FIV + DGP. Había esperanza, cabía la posibilidad de que hubiera algún ovulo bueno y seleccionar un embrión sano que llegara a mí, y así lo hicimos.

Mis resultados fueron, en un principio 7 embriones fecundados y 4 que llegaron a blastocisto con muy buen desarrollo, o eso me dijeron. Yo no me lo creía, seguía habiendo esperanza “¿y si todo había sido una pesadilla y si el 2019 era mi año?” pero claro, faltaba el análisis, así que tocó esperar a los resultados que fueron 3 embriones no viables por fallos cromosómicos y solo uno viable pero aun así con mosaicismo, lo cual significaba que tenía menos probabilidades de implantar y luego ver si el desarrollo era el correcto.

Me puse muy triste pero a los días tiré para delante y dije: «hay que intentarlo», así es que hicimos la transferencia del embrión y tengo que decir que fue un momento muy bonito para nosotros, cuando lo pusieron en mi útero lo vi, parecía una estrellita, fue como un destello…

Y sí, ¡me quede embarazada! ¡¡beta positiva!! Además de 420. Parecía que iba bien, además yo me notaba diferente, y pensaba el 2019 va ser nuestro año, nos toca ya y además nacerá mas o menos para inicios de otoño y gran parte de mi familia y la de mi pareja nació en otoño, ¡¡encajaba!!

Al poco noté  que algo cambiaba dentro de mí, sentí que no estaba igual, empecé a sangrar, me asusté, fuimos a hacerme una ecografía y vimos el saquito.

Estaba de 5 semanas. Me dijeron que era una amenaza de aborto, que hiciera mucho reposo.

Al día siguiente empecé a sangrar muchísimo más, me fui a urgencias y en la ecografía vieron que ya no quedaba nada dentro. Había tenido un aborto.

Todo acabó, hasta ahí llego todo, lo perdí…

Y AHORA QUE……?

 

Compañera, te abrazamos muy fuerte. No estás sola…?

Gracias por compartir tu historia con nosotras.