Hoy vamos a inaugurar una sección en el blog que creemos que puede ser de mucha utilidad para todas y todos. Se trata de cada una de nuestras historias infértiles. Historias de personas reales, de personas que nos cruzamos por la calle y las saludamos sin saber todo lo que llevan dentro. Y llevan mucho dentro. Puedes ser tú, puedo ser yo, puede ser cualquiera, porque la infertilidad nos afecta a todos!!
Empezaremos con la historia de Laura, porque ha sido nuestra primera Asociada. Seguro que muchas os sentís identificadas!!
¡Hola chicas! Soy Laura y tengo 31 años. Para que me conozcáis un poco mejor me he decidido a contar mi historia. En junio hará dos años que comencé este viaje. Comparada con muchas de vuestras historias, no llevo mucho tiempo en el camino (aunque a mí me parece un siglo), pero sí que ha sido intenso. Cuando empecé en esta aventura de buscar bebé tenía 29, aunque realmente mi historia con la infertilidad la empecé a los 23 años.
Fui a hacerme mi primera revisión ginecológica, y salí de allí con unos ovarios que para mi ginecóloga no valían nada. Después de hablar con un colega suyo delante de mí de una “cosa muy grande” que había que quitar sí o sí, me explicó que tenía endometriosis. Me propuso que me quedase embarazada, y después me quitarían los ovarios. Estoooo, ejem, tengo 23 años y novio desde hace seis meses… ¿¿¿¿qué me estás contado???? (Que por cierto, este chico me dejó quince días después, cinco días antes de que me operasen. ¡¡Como para ser el padre de mis hijos!!)… Visto lo visto, me fui a pedir una segunda opinión a una clínica privada. Allí me confirmaron que sí, que tenía una endometriosis severa, pero que se operaba y punto. 15 días después estaba operada, con mis ovarios en su sitio, y como todo había ido tan bien, y me habían dicho que por supuesto que podría tener hijos, me fui de allí muy feliz, y con una idea muy equivocada de lo que me costaría en un futuro ser madre.
Al año siguiente empecé a salir con el que ahora es mi marido, y en 2011 nos casamos. Un año después (junio 2012) decidimos que había llegado el momento de buscar bebé. ¡¡Ya estábamos preparados para ser padres!! Año tras año había ido a revisión por mi endometriosis y con los anticonceptivos que tomaba estaba todo perfecto, no había ni rastro de la enfermedad, así que, como la mayoría, imagino, el primer mes “fijo que habíamos dado en el clavo”. Pero vino la regla, y al mes siguiente, y al siguiente, …
En enero decidí ir a hacerme otra revisión, por si acaso en los 9 meses que llevaba sin anticonceptivos me había vuelto a salir algún quiste, y ya que estábamos, nos hicimos las primeras pruebas. Primera sorpresa, no hay rastro de la endometriosis, pero tengo un bulto en un pecho. Me dicen que no me asuste, que parece benigno, pero claro, la cabeza es muy mala, y va por libre… Me quitan el bulto del pecho y finalmente no era maligno, pero ese mismo día nos dan los resultados de las pruebas y sorpresa, mi marido tiene los bichillos con poca movilidad, y yo la antimulleriana bastante baja. Me dicen que si quiero ser madre tendrá que ser por FIV. ¿Cómo? ¡¡Imposible!! ¡¡Si año tras año estaba todo bien!! ¡¡No puede ser!! A partir de ahí empiezo a verlo todo muy negro…
Me voy a casa bastante tocada, no me lo esperaba para nada. En mi entorno no hay nadie cercano en esta situación, y aunque tengo mucha suerte y toda mi familia siempre me ha apoyado mucho, me encuentro muy SOLA. ¿¿Os suena no??
Me convencen para intentar una IA antes de hacer la FIV, así que nada, en marzo empiezo una IA que por supuesto, con la baja movilidad de los bichillos de mi marido, es negativa.
¿Por qué a mí? ¿Qué he hecho yo? Si no estoy pidiendo nada raro, no pido ningún capricho. ¡¡Sólo quiero ser madre!! ¿Os sigue sonando verdad? Después de este primer negativo, doy un paso para mí muy importante, y empiezo a asimilar la situación, a comprender que no tengo por qué avergonzarme de lo que está pasando, que no tengo que pensar que estoy defectuosa, que no valgo, ni sentirme menos mujer, así que decido empezar en abril la primera FIV.
Ya está, ya lo he asumido, ya tengo la fuerza suficiente para afrontar el tratamiento, ¡ya está solucionado! Me hago la FIV y a disfrutar de embarazo y de bebé/s. Me imagino que esto también os habrá pasado a muchas, y nada más alejado de la realidad…
Empiezo banderillas y controles. Con cada control me ponía muy nerviosa, casi como si me estuviese examinando ante un tribunal… y cada examen lo suspendía. Cada vez hay menos folículos, empiezo con 5, pasamos a 4, 3 … Para la punción espero que haya dos o tres y sorpresa, me sacan 8 (y digo yo, ¿¿de dónde??) pero de los 8 sólo hay cinco maduros, y sólo fecundan 2. Bueno, no necesito más, ¡¡seguro que esos son mis campeones!! Dos días después me llaman y me dicen que van muy lentos y que no los pueden vitrificar, que los dejan dos días más en observación (en mi clínica prefieren hacer la transfer en otro ciclo). Dos días después me dicen que siguen evolucionando los dos, pero que siguen lentos, que los dejan un día más, y finalmente, al día siguiente, me llaman y me dicen que se han parado los dos. Que puede ser por la mala calidad de los óvulos, y que no saben si esto podría pasar en más ciclos. ¡¡Otro jarro de agua fría!! ¡¡Tantos días de nervios para nada!! Va a ser que mis óvulos no valen, y yo no quiero ni oír hablar de ovodonación. ¡¡No estoy preparada!!
Hablando con mi médico me dice que todavía soy muy joven para plantear otra cosa, y que hay que volver a intentarlo. ¡¡Dice que lo conseguiremos!! Lo veo muy convencido, y bueno, vuelvo a ilusionarme.
Hay folículos residuales, así que tengo que esperar un ciclo, pero a finales de junio inicio mi segunda FIV. Me añaden una medicación nueva, ¡¡esta vez seguro que funciona!! Empezamos mucho mejor, con 9 folículos, y para el día de la punción vamos con 7 de buen tamaño. El doctor me dice que este es nuestro mes. ¡¡Por fin lo voy a conseguir!! Llega la punción y, ¡sorpresa! Pero esta vez negativa, sólo 4 óvulos. ¿¿Dónde están los demás?? ¡¡Que me los den que son míos!! Decepción total ese día, sobre todo pensando en el resultado de la primera. Pero bueno, al día siguiente me dicen que han fecundado los 4. Y al siguiente que los han podido vitrificar todos. ¡Bien! Vuelvo a tener folículos residuales, así que dejamos la transfer para septiembre.
Llega la regla de septiembre e inicio tratamiento para la transfer. Enseguida tengo el endometrio a punto y me programan la transfer para un viernes. Llega el día y yo estoy muy emocionada, por fin voy a tener a mis pequeños conmigo. Llego a quirófano y el doctor ve que tengo líquido en el útero, así que cancela la transfer. ¿Cómo? ¡Esto no puede estar pasando! ¡¡Pero si estaba todo bien!! ¡¡Es mi momento!! Me vuelvo a casa pero sin mis pequeños. Intentan llevar los embriones a blastos y no llega ninguno de los dos. Los hemos perdido. ¡¡¡¡Con lo que nos ha costado conseguirlos!!!!
A la semana siguiente vuelvo y ven que tengo hidrosalpinx. La endometriosis, que llevaba 8 años sin aparecer, con las estimulaciones se ha venido arriba y me ha afectado a las trompas. Me tienen que quitar una y ver cómo está la otra. En octubre vuelta a quirófano (el celador ya bromea conmigo) y laparoscopia para quitarme una trompa, aislarme la otra (no la pudieron quitar porque la tenía muy pegada al ovario) y limpiarme múltiples adherencias de endometriosis que habían aparecido.
A finales de noviembre vuelvo a revisión y está todo ok, pero por las fechas ya nos metemos en fiestas y demás, así que esperamos a enero. Con la regla de finales de enero vuelvo a empezar muy ilusionada el tratamiento para la transfer de los dos últimos embrioncitos que me quedan. Venga, que 2014 se tiene que dar mejor que 2013. Llega el día de la transfer y esta vez sí, ¡¡por fin tengo a mis pequeños conmigo!! Es lo más cerca que he estado nunca de estar embarazada, y así me siento. ¡¡Por fin soy BETAESPERANTE!! Disfruto mucho esos días (¡¡sí, habéis leído bien!!) pensando en lo que me ha costado llegar a esa betaespera. Llega la beta y tortazo con la realidad, mis pequeños lo han intentado, pero no lo han conseguido. Bioquímico.
El doctor me dice que sólo hemos tenido una transfer, y que hemos tenido muy mala suerte, así que lo intentaremos una vez más. Pero ya la última, porque mi endometriosis está rebelde, y con las estimulaciones más aún. Tengo otro quiste de momento controlado, pero con un tamaño al borde de la cirugía, así que si no funciona, tendremos que pensar en otras opciones. Cada vez voy asumiendo un poco más la idea de la ovodonación. Es una realidad que cada vez se acerca más y más.
En febrero empezamos la tercera y última FIV, y ya desde el principio va muy muy mal. 5 folículos, después 4, 3 … vaya, esto ya lo he vivido. Llegamos a la punción y vuelvo a ver a mi amigo el celador, jajaja. Dos óvulos. Al día siguiente me dicen que fecunda 1, y al día siguiente que se ha parado. Otro jarro de agua fría, y otra vez mis sueños rotos. Además esta vez es diferente. Esta vez no implica una nueva caída y ya. Esta vez implica olvidarme definitivamente de mis óvulos y afrontar que mi realidad es la ovodonación.
Pasan días complicados, de asumir muchas cosas, pero ya he llorado todo lo que tengo que llorar. Lamentarme no va a servir de nada, y ahora es momento de buscar soluciones. Y si mi solución puede ser la ovodonación… ¡¡pues adelante!!
Después de todo esto llegamos a día de hoy, con ganas de seguir luchando para conseguir mi sueño, y enfrascada en mi primera ovodonación. Respecto al principio de mi viaje han cambiado muchas cosas. Entre ellas es que, aunque empiezo a estar cansada de darme cabezazos contra una pared que ni se cantea, considero que ahora soy mucho más fuerte. Pero sin duda, lo mejor, la parte más positiva, es que tengo un montón de compañeras de viaje que hacen que el camino sea mucho más llevadero. Yo quiero ser madre, y sé qué tarde o temprano, de una forma u otra lo seré. No me voy a rendir, al igual que no lo habéis hecho ninguna de vosotras, y aunque no sé cuándo terminará esta historia, sí que sé que la terminaré con vosotras, y tendrá un final feliz, en el que en vez de hablar de folículos, controles, betas y esperas, hablaremos de pañales, papillas, y las risas y lloros de nuestros bebés.
¡¡Gracias a todas por estar conmigo!!
Un besazo!!
Esta historia se escribió en Abril de este año, y Laura empezaba su primer tratamiento de ovo. Y ¿sabéis qué? Que ese tratamiento funcionó y hoy Laura está embarazada ya de más de 20 semanas y de mellizos!!! Laura no se rindió, no dudó, y tomó una decisión que le ha permitido por fin, lograr el sueño tan grande de ser madre en breve!!!
Si tú quieres contarnos tu historia, no dudes en escribirnos a hola@redinfertiles
Esta historia se publicó por primera vez en el blog tictacsemepasaelarroz el 21 de junio de 2014. Imágen vía Pinterest