Infertilidad y emociones. Un artículo de Liliana M. Lund.
Pretender considerar la infertilidad como una cuestión exclusivamente física, no es posible ya que está totalmente ligado al plano emocional. Según diversos estudios, la infertilidad produce un conjunto variado de emociones que influyen negativamente en diferentes áreas de la vida de las mujeres. Frecuentemente se encuentra ánimo depresivo, ansiedad, rabia, desajuste cognitivo y baja autoestima.
En un trabajo publicado en la revista “Human reproduction” no sólo se analiza el impacto emocional de la infertilidad en las mujeres, sino que además identifica qué aspectos de la estimulación ovárica contribuyen al estrés físico y psicológico que tantas pacientes padecen.
Es comprensible ¿verdad? Después de tanto tiempo buscando evitar los embarazos no deseados, llega un día en que surge el deseo de tener un hijo. Pasa cierto tiempo y la concepción no se produce… y llega entonces el momento de la primera consulta médica. Así comienza el largo proceso de descubrir el problema que lo origina que suele ser un diagnóstico de infertilidad que hay que encajar y la búsqueda de la solución. Surge entonces la pregunta “¿Por qué nos pasa a nosotros? y lo cierto es que suele vivirse como un castigo.
Conseguir lidiar durante muchísimo tiempo con revisiones, estudios, pruebas, ciclos, etc., va produciendo muchísimo desgaste emocional. Por otra parte, ver que las personas allegadas van teniendo sus embarazos, sus familias mientras se está a la espera para conseguirlo, resulta sumamente doloroso.
Por otra parte, están los duelos que son varios: el duelo por el cuerpo infértil, los duelos por las implantaciones que no prosperan o duelos por las pérdidas gestacionales… Los duelos se viven tanto de forma individual como en la pareja, en caso de tenerla y cada miembro los vivirá a su modo.
Sea lo que sea el origen de las emociones negativas, hay que comprender que son emociones normales. Son producto de un trance que pone a prueba muchas áreas de nuestras vidas sobre exigiéndolas. También es verdad, que cada persona reacciona según su historia personal, su personalidad y capacidades por lo que no existen reacciones estándar.
Áreas donde las emociones pueden verse afectadas por la infertilidad
La vida personal:
Se vive poniendo a prueba el cuerpo y las emociones, se van alternando el estrés, la tristeza, la esperanza, la desesperanza, el desengaño… todo esto, a lo largo del tiempo, puede ir produciendo un empobrecimiento de la personalidad al ir socavando cuestiones como la autoestima pudiendo provocar sentimientos de inutilidad, angustia, estrés, etc. En muchos casos, el dolor que todo esto conlleva podrá incluso producir el temor de estar perdiendo la cordura
La vida en la pareja:
También puede sufrir un deterioro considerable por las mismas situaciones expuestas más arriba. Sumado a la comunicación que tiende a ser monotemática, una sexualidad que ya casi no es espontánea…y el vivir cada uno a su manera la incertidumbre del futuro que no es nada menos que el proyecto de vida en común.
La vida social:
Para muchas personas que no se sienten cómodas en su entorno como consecuencia de la infertilidad, se reciente su vida social. Se va rehuyendo a amigos y familiares con hijos, embarazos o preguntas penosas… y hasta salir a la calle a veces cuesta para no ver bebés o embarazadas por todas partes y esto va produciendo un aislamiento social.
En ocasiones también se produce una dificultad para poder comunicarse con otras personas por diversas razones, la sensación de no ser comprendido por personas ajenas a todos estos procesos, la desgana que produce intentar que se pongan en la situación y el vivir en un mundo de inquietudes diferentes. Sin embargo, es importante contar con redes de apoyo y poder hablar de lo que está pasando. Poner en palabras los sentimientos permite organizarlos y disminuir la presión que generan estas emociones.
Por estos motivos, es que resulta conveniente encontrar un grupo de apoyo al que pertenecer donde poder sentirse como un igual, donde poder desahogarse y hablar de lo que se está viviendo y sintiendo. En los grupos o foros de ayuda, se podrá encontrar un soporte emocional, con personas que comprenden y dan ánimos para poder sostener ese deseo de poder formar una familia. Así se podrá dejar salir todo aquello que está generando malestar.
En otras ocasiones, en cambio, es necesario recurrir a una ayuda profesional especializada. Esto es especialmente aconsejable cuando se llega a estados depresivos, para la elaboración de duelos, especialmente los que se producen por pérdidas gestacionales, entre otros.
También resulta positivo para aprender herramientas de control emocional que faciliten el poder lidiar con las emociones negativas, lo que permitirá que mejore la calidad de vida y su disfrute.
En una próxima entrega, hablaré de como sobrellevar las emociones negativas y reemplazarlas por emociones positivas.
Liliana M. Lund
Psicóloga especializada en Reproducción Asistida y Psicología Perinatal.