El duelo genético necesita tiempo
Cuando una pareja se somete a un tratamiento de fertilidad puede ser necesario recurrir a la donación de gametos, es decir, a la donación de óvulos, la donación de semen o incluso a la adopción de embriones ante la imposibilidad de utilizar los propios. La idea de que un hijo no vaya a contar con el material genético de uno o ambos progenitores puede generar tristeza, miedo, frustración, dolor, incertidumbre…algo que se conoce como duelo genético.
En el nuevo episodio del podcast, nuestra presentadora Xusa Sanz y Nagore Uriarte, psicóloga perinatal, embrióloga y sexóloga, conversan acerca del duelo genético, qué es y cómo se pueden llegar a sentir los pacientes de reproducción asistida.
¿Qué es la epigenética?
Cuando hablamos de epigenética no sólo tratamos los genes, sino cómo estos se modulan. Es un proceso que ocurre en el útero de la madre, por lo que aunque haya que utilizar los óvulos de una donante, el ambiente en el que se va desarrollando el bebé influye.
“Hasta hace unos días pensábamos que los genes estaban escritos en piedra, que eran algo inamovible. Ahora sabemos que esto no es así. Aunque no sea tu material genético, resulta que en el útero se pueden producir reacciones que hagan que tu bebé se parezca a ti. Es algo muy interesante, y no solo a nivel científico, sino también para que las pacientes sean conscientes de que la genética es importante, pero que hay vida más allá y que puede ser mucho más importante que nuestros propios genes” afirma Uriarte.
“Ese vínculo, ese apego que puedes generar con la persona también hace mucho y si nos ponemos a divagar sobre lo que realmente es la maternidad…los cuidados también tienen un peso muy importante. Y aunque mi yo bióloga se enfadase con mi yo psicóloga, te diría que es hasta casi más importante el segundo que el primero”, añade.
Las etapas del duelo genético
Como todo duelo, el genético es una herida que curar. Algunas de las fases más comunes son, por ejemplo, el shock o la negación. También pueden aparecer el enfado o la culpa e incluso el enfadado con uno mismo, y cómo no, la tristeza. Ese sentimiento es el que nos invita a parar y reflexionar, algo muy importante para comenzar a aceptar la noticia. De esta forma se llega a la fase de adaptación.
“Casi nadie se suele plantear que vaya a tener que necesitar una ayuda extra para tener un bebé, entonces eso ya de por sí es un choque. Es tener que rehacer la expectativa vital que tenías y, aunque está claro que la genética no lo es todo, es difícil de gestionar” destaca la psicóloga.
¿Cómo puede afectar esta situación a la pareja?
“Es imprescindible tener la decisión clara. Lo primero es que cada uno haga su trabajo personal, que cada persona por separado -si estamos en pareja- se piense si la donación es una opción válida y después tener una buena comunicación en pareja. La comunicación es fundamental, hablar de cómo nos sentimos, las dudas qué tenemos, por qué nos puede parecer una buena opción o por qué no…Creo que al final en una pareja es importante que ambas partes de la pareja sean capaces de expresarse al otro sin miedo a sentirse juzgado”, sostiene.
La clave podría estar en tratar de escuchar a la otra persona y entenderla, ser conscientes de que hay dos vías diferentes: o tener que recurrir a una donación de gametos o plantearse que quizá hay que asumir una maternidad o paternidad perdida.
¿Y qué hay de las personas que te rodean? Es normal tener miedo al posible juicio que hagan tus personas más cercanas sobre esta decisión, pero primero recuerda que no tienes por qué contarlo, y si quieres, decide a quién hacerlo, cuándo y cómo.
¿Y en un futuro, se lo contaré a mi hij@? La recomendación general es contarlo y naturalizarlo, normalizar la diversidad familiar, hacer entender que todas las opciones son válidas… Tiene que ser un proceso pausado.
“Se tienen que tomar su tiempo. Ya sé que la infertilidad es una carrera a contratiempo, pero creo que a veces parar un poco para tomar el aliento es necesario. Que paren, que reflexionen, que vean si es una opción válida o no en su caso, que lo valoren de forma independiente y en pareja, en el caso de tenerla. Y, si es necesario, que recurran a un profesional de la psicología para pedirle ayuda e incluso para tenerlo de apoyo durante el proceso”, concluye.
Puedes leer y escuchar nuestro episodio anterior hablando sobre embriones y laboratorio aquí.
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