El otro día estaba leyendo un post de Eva Bernal que se titulaba: como comunicar un embarazo a tu amiga con infertilidad. Y me puse a pensar en cómo me hubiera gustado a mí que me lo dijeran y tengo que confesar que…
A mí me hubiera gustado que ninguna de mis amigas, conocidas o desconocidas, NINGUNA, NINGUNA se hubiera quedado embarazada mientras yo estaba buscando y desesperando. Pero claro, eso es pedirle al mundo que se pare porque tú estás parada, y eso, querida amiga, por desgracia es imposible…
Y tengo que confesar que lo pedí. Pedí con todas mis fuerzas que parara el mundo, que necesitaba que parara porque cada embarazo del que me enteraba era una herida desgarradora en mi corazón.
Pero el mundo no paró…
Me tocó vivir muchos embarazos cercanos. Contándolos ahora me salen doce, pero tengo la sensación de olvidar alguno.
Diez de ellos fueron de mi círculo cercano de colegas y amigos.
Nació en mí un radar que me ponía en alerta cada vez que una parejita organizaba una cena o similar. Mi intuición me decía que ahí había «notición». Al principio me preparaba mentalmente antes de ir.
Venga, Helena, animo! Tienes que alegrarte. Sonríe cuando te lo digan. Sonríe, sonríe, sonríe y no llores…
Y no es que no me alegrara, lo juro. ¡Claro que me alegraba! Pero a la vez, algo se rompía dentro de mí, no podía evitarlo.
Pero llegó el día en que no pude sonreír. Ese día dejé de quedar con la pandilla.
De igual manera, dejé de coger el teléfono y de mirar facebook.
Se me partía el alma, el corazón y el cuerpo entero. Ver esas tripitas que iban creciendo, y creciendo y la mía seguía igual. Vacía…
Hubo dos embarazos que me afectaron especialmente y fueron los embarazos de dos AMIGAS de las de verdad.
Las dos tuvieron mucho cuidado conmigo, sentí que habían meditado muy mucho cómo decírmelo, y aún así…fue horrible.
Horrible porque no pude alegrarme como debería, horrible porque en lugar de gritar de alegría tuve que callar para ahogar las lagrimas, horrible porque me sentí el monstruo más grande del universo. ¿Cómo era posible que parte de mí estuviera desgarrándose? ¿Por qué era tan egoísta? ¿Por qué pensaba en mí y en mi tristeza en lugar de pensar en ellas y en su alegría?
Y después de confesar todo esto, tengo que decirte a ti, amiga/familiar embarazada, si me estas leyendo que NO, que NO EXISTE LA MEJOR MANERA DE DECIRLE A TU AMIGA QUE ESTAS EMBARAZADA. QUE LA VAS A HACER DAÑO SÍ O SÍ. Pero te pido por favor que la comprendas…no la juzgues.
Ella quiere alegrase. Te lo prometo. Te lo juro. Ella se está rompiendo por no poder alegrarse hasta el infinito y más allá por ti.
Ella lo está intentando con todas sus fuerzas pero su dolor por no poder ser madre no se lo permite. Y no es egoísmo, de verdad. Quédate con que lo está intentando, que se está rompiendo el alma intentándolo.
Hazme caso cuando te digo que la poquita, poquita energía que su propia lucha le deja, la está empleando en ti. Te está dando TODO lo que en estos momentos puede darte. No tiene más. Es todo para ti…y aunque no sea como esperabas, ella no tiene más.
Y a ti, mi querida buscadora, espero que mis palabras puedan ayudarte si estás sintiendo esto mismo o algo parecido.
Desde aquí te digo que:
No estás sola, no eres la única. No te martirices por sentir así. No te machaques. No te sientas culpable. No eres mala persona. No tienes un problema mental. No eres egoísta y NO, NO eres nada de lo malo que sientes que eres.
Un besito enorme. Y si me dejas abrazarte…aquí va, TE ABRAZO. Te abrazo muy fuerte.
Helena.
PD: Por supuesto, esto está escrito desde mi punto de vista y desde mi experiencia.
No es mi intención generalizar. Es imposible que todo el mundo sienta lo mismo.
Este post está escrito para los familiares/amigos de las mujeres que SÍ se están sintiendo como yo.
Una vez más, TE ABRAZO.